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Cómo frenar el tsunami digital para proteger el descanso y la concentración

Esta es la tercera de una serie de entradas de blog sobre este tema, que culminará a finales de este año con una guía sobre salud mental y bienestar para los verificadores de datos. Más información sobre el programa en este enlace.


De Natalia Martín, Training Manager del programa “Cómo liderar en salud mental para chequeadores”.

Que levante la mano quien no se vea arrastrado, en mayor o menor medida, por la marea de distracciones que amenaza con convertirse en un tsunami digital. En la tercera de nuestras sesiones, a cargo de Pablo M. Fernández, gerente regional para América latina y el Caribe en IPFC (International Fund for Public Interest Media), compartimos recursos para no tirar la toalla.

Si te parece una tarea demasiado ingente, Pablo recomienda apostar por mejoras progresivas; de esta forma crearás un efecto dominó y al final del día terminarás con más satisfacción y menor cansancio.

Pablo sabe de lo que habla: previamente fue director de Chequeado, además de autor de varios libros y un podcast sobre la gestión del tiempo. “Los verificadores tenemos que estar muy concentrados; podemos equivocarnos todavía menos que el común de los periodistas. Lo único que tenemos frente a errores es esa concentración”, señala.

¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

Varios hitos de las últimas décadas ayudan a entender por qué la tarea de establecer límites es cada vez más difícil. Primero fue la adopción masiva de Internet desde mediados de los noventa; después, el desarrollo del teléfono inteligente, que permite llevar la redacción a todas partes; y, por último, la adopción generalizada del trabajo a distancia durante la pandemia. Esto supuso el fin de los límites físicos sobre cuándo y dónde se espera que trabajen los periodistas.

A pesar de que son cambios de enorme magnitud, en las redacciones no se ha reflexionado lo suficiente sobre qué significan en la práctica y qué cambios deberían producirse en la forma de comunicarnos para ayudar a los periodistas a proteger su salud mental en la cultura de la conexión permanente.

“Echo de menos recuperar la paz mental. De tanto pensar en el trabajo, hasta me turba en mis sueños”, dice Patricia Cusicanqui, de Bolivia Berifica. “No hemos sabido poner límites. En remoto nunca es suficiente, cuesta mucho más formar parte de la dinámica y de las decisiones”.

Hay vida más allá de las notificaciones

En la encuesta informal entre los participantes que realizamos en la tercera sesión hubo pocas sorpresas: WhatsApp es el rey de las distracciones, seguido de lejos por el correo electrónico y Slack.

El problema, señala Pablo, es que esas notificaciones que nos distraen no discriminan entre lo que es relevante y lo que no. “Lo que buscamos es trabajar mejor para trabajar menos”, dice Pablo, que se define como un work-alcohólico en recuperación.

¿Cómo trabajar mejor? Estas son algunas claves:

1. Define tus prioridades

Los estímulos son tantos que es fácil perderse corriendo detrás de las falsas urgencias. Algo que me ha sido muy útil en este sentido es apuntar a mano en mi agenda, a primera hora del día, cuáles son las tareas más importantes para la jornada y para la semana completa. Esta lista numerada, que incluye tanto los asuntos profesionales como los personales, me sirve de guía para reflexionar y tener claro a qué dar prioridad cuando el tiempo es limitado.

2. Cambia los ajustes del móvil

Herramientas como Bienestar Digital en Android y Rescue Time en Apple ayudan a saber qué es lo que de verdad está pasando. “Así te das cuenta cuando le dices a un amigo que no puedes verle para tomar un café porque no tienes tiempo, pero has pasado dos horas en Instagram”, dice Pablo.

Este experto recomienda invertir tiempo en cambiar los ajustes del celular y otros dispositivos para decidir de forma consciente cuándo y cómo podemos distraernos, en lugar de dejar que los ajustes ya predeterminados sean los que lo determinen por nosotros.

3. Reduce el “multitasking”

Cada vez que nos interrumpen, tardamos una media de 20 minutos en recuperar la concentración. Y no es sorprendente saber que los estudios muestran que cuando nos interrumpen mientras intentamos completar una tarea experimentamos más estrés, mayor frustración, presión de tiempo y esfuerzo.

El multitasking es una espada de Damocles en una profesión que glorifica la multitarea: a veces hasta se menciona como habilidad requerida en los anuncios de empleo. Pero las investigaciones muestran que somos más propensos a cometer errores si intentamos hacer más de una cosa a la vez.

4. Pasa del FOMO al JOMO

Algunas pérdidas serán inevitables. Si tomas la decisión de salir de algunos grupos de WhatsApp, por ejemplo, de tanto en cuanto te perderás algo importante. “Tenemos que elegir entre lo que queremos ver y hacer un duelo por lo que vamos a perder. No podemos elegir todo; la clave es elegir dónde estar”, dice Pablo.

En clave de acrónimos, esto significa pasar del FOMO, (“fear of missing out,” o el acrónimo en inglés del miedo a perderse algo) al JOMO (“joy of missing out”, o el disfrutar de perderse algo). Con mucha flexibilidad, ya que la situación de cada persona es diferente.

5. Acuerda límites con tu equipo

¿Sabías que los mails no urgentes fuera del horario de trabajo se sienten más urgentes para quienes los reciben que para quienes los envían? El emisor suele subestimar el estrés que puede provocar en los receptores. Por eso, es clave ser muy claro sobre cuándo necesitamos una respuesta a nuestros mensajes para que el destinatario pueda organizarse y priorizar.

Esta pirámide de prioridades creada por Pablo ayuda a que los equipos acuerden qué vías de comunicación prefieren en función de los distintos tipos de mensajes. Dado nuestro sesgo de urgencia, los directivos deberían programar los mensajes no urgentes para que solo se entreguen durante el horario laboral, una práctica que ahorraría no pocos nervios.

Está claro que el teléfono es para lo urgente, pero ¿qué es lo urgente en tu organización? Este es el tipo de acuerdo al que conviene llegar para evitar la ambigüedad.

“En el mundo actual el que apaga WhatsApp es un ermitaño. Pero yo hablé con mi equipo y llegué a este acuerdo”, señala Pablo. Y sí: ha conseguido vivir sin notificaciones de WhatsApp.

Algunos trucos favoritos de este experto son:

  • En lugar de decidir lo que vas a apagar, ya sean dispositivos o aplicaciones, decide qué es lo que vas a dejar encendido.
  • Ten claro cuál es la app que más tiempo te quita, y decide conscientemente cómo proceder con eso.
  • Tanto el e-mail como las notificaciones de Slack son programables. No subestimes el estrés que provocan estas notificaciones en quienes las reciben.
  • Incluye en el encabezado de tu e-mail un aviso para hacer saber cuándo esperas una respuesta.

Quizá te inspiren algunas ideas que los participantes se propusieron implementar en su vida personal (a la izquierda) y en el trabajo (derecha):

 


Acabas de leer los aprendizajes del grupo de habla hispana, si quieres ver el artículo con las lecciones del la cohorte de habla inglesa, pincha aquí.

La imagen de la cabecera ha sido generada con IA.

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Poner límites al tsunami digital, separar el trabajo de la vida privada, comprender mejor al equipo para lidiar con sus necesidades de forma más efectiva y aprender a cuidarse ante un trabajo altamente demandante –y en particular en un año con conflictos bélicos y elecciones en EE.UU. y otros muchos lugares– son los grandes desafíos de los chequeadores que participaron en el programa Cómo liderar en salud mental para chequeadores, que llega a su fin.

Journalists and fact-checkers love the thrill of breaking news and the sense that the work they do matters. But that means that they often struggle to differentiate between what is urgent and what is important

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