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Escuchar: la clave para crear seguridad psicológica en la redacción

Esta es la cuarta de una serie de entradas de blog sobre este tema, que culminará a finales de este año con una guía sobre salud mental y bienestar para los verificadores de datos. Más información sobre el programa en este enlace.

Por Natalia Martín Cantero, Training Manager del programa liderar en salud mental para verificadores.


 

¿Cuántas veces te has quedado en silencio, ocultando tus preocupaciones, malestar, o sugerencias por miedo a sufrir represalias o incomprensión si alzas la voz? Cuando sentimos que estamos en un espacio de trabajo sin la suficiente seguridad psicológica callarse es una respuesta natural de protección. A ello nos referimos en la cuarta sesión de nuestro programa, a cargo de Aldara Martitegui, co-fundadora de The Self Investigation.

Cuando hablamos de seguridad solemos pensar en la cuestión física, y raramente en la vertiente psicológica. Pero un espacio de trabajo en el que podemos dar voz a lo que nos sucede, arriesgarnos e incluso equivocarnos sin sentirnos inseguras o avergonzadas es un espacio saludable que, entre otras cosas, permite aprender de los errores.

Iniciamos la sesión con el caso real de una reportera agotada tras meses de cobertura en una zona en guerra. Cuando Aldara recomendó a su colega que solicitase un cambio de aires a su editor, la periodista expresó su temor a que, al reconocer que había llegado al límite de sus fuerzas, le pusieran una cruz y su carrera como reportera se estancase.

Sin embargo, las cosas no sucedieron de esta manera. La sorpresa llegó cuando, tras escucharla, el jefe comprendió la situación. Agradeció el gran esfuerzo que había conllevado un trabajo que conlleva un desgaste emocional inmenso y ofreció alternativas. “Esto me hizo pensar en cuántas veces no alzamos la voz por miedo, y sufrimos las consecuencias de mantenernos en silencio por temor a una reacción que quizá está solo en nuestra mente”, señala Aldara.

“Cambiar la cultura que prevalece en el periodismo nos parece labor titánica, pero podemos acometer pequeñas acciones que pueden tener un gran impacto”, señala Aldara. Como en el caso real de más arriba, podemos comenzar por cuestionar y desafiar paradigmas que hemos heredado y que quizá ya no sean ciertos.  

Permiso para sincerarse

Demos un paso atrás para aclarar y definir el concepto. Cuando hablamos de seguridad psicológica, nos referimos a la creencia compartida por los miembros de un equipo de que está permitido correr riesgos, expresar ideas e inquietudes, alzar la voz ante las preguntas y admitir los errores, sin temor a consecuencias negativas. 

En resumidas cuentas, en un ambiente de seguridad psicológica el periodista siente el permiso para ser sincero. Y, aunque se experimenta a nivel individual, esta sensación de seguridad no se atribuye a la personalidad o la disposición del individuo; es una propiedad que emerge del grupo.

El concepto no es nuevo, pero ha tomado peso en el contexto del liderazgo de equipos gracias a las investigaciones de la profesora de Harvard Amy Edmondson, que afirma los miembros de un equipo sólo colaboran estrechamente cuando se sienten psicológicamente seguros, en la confianza de que las preguntas son apreciadas, las ideas son bienvenidas y los errores y fracasos son discutibles.

“La gente puede centrarse en su trabajo sin tener que preocuparse por lo que los demás puedan pensar de ellos. Saben que equivocarse no será un golpe fatal para su reputación”, afirma.

La profesora se dio a conocer estudiando cómo afrontan los errores los equipos y las organizaciones. Durante una investigación sobre errores médicos en hospitales, llegó a la conclusión (contraintuitiva) de que los mejores equipos parecen cometer más errores, no menos. Al final se dio cuenta de que los médicos y enfermeras de estos equipos de alto rendimiento no cometen necesariamente más errores, sino que informan más porque no temen las represalias por hablar abiertamente de los problemas.

Mito: “los periodistas sabemos escuchar”

El primer paso para conseguir mayor seguridad psicológica en la redacción es aprender a escuchar. “No hay seguridad psicológica sin buena escucha”, señala Aldara.

Los periodistas creemos que sabemos escuchar, pero esto es un mito; en general, estamos entrenados para buscar la declaración clave que encaje en nuestra historia. En la escucha activa es importante conectar, no recordar. “No hay una agenda oculta, no hay feedback, no intentamos solucionar los problemas del otro”, sostiene Aldara. La intención es conectar desde un lugar más profundo, no recabar información como cuando entrevistamos a una fuente.

Consejos para mejorar las habilidades de escucha activa

Cuando estamos en presencia de una persona que sabe escuchar solemos sentirnos muy bien aunque, a menudo, no sepamos exactamente por qué. Entender mejor cuáles son los mecanismos que producen bienestar puede ayudarnos a ofrecérselos a otras personas que, a su vez, se sentirán mejor en nuestra compañía.

Es probable que nadie nos haya enseñado a escuchar y quizá solo hemos tenido oportunidad de experimentar una escucha verdaderamente atenta en un puñado de ocasiones. Así que es normal que estemos ansiosos por hablar, más que atender a lo que diga el otro. Estos son algunos atributos de la persona que sabe escuchar, de acuerdo con The School of Life:

  •  La persona que sabe escuchar nos incentiva a hablar. En ocasiones, cuando nos enfrentamos a un conflicto o tenemos que tomar una decisión difícil no tenemos del todo claro qué es, en realidad, lo que nos está preocupando. La persona que sabe escuchar se siente intrigada por nuestras preocupaciones y motivaciones y nos ayuda a comprender la raíz del conflicto con preguntas clave.
  • El buen oyente distingue entre desacuerdo y crítica. La persona que escucha deja claro que puede pensar que estamos equivocados y, sin embargo, continúa prestándonos su apoyo. Su relación con nosotros no depende de que estemos de acuerdo en todo.
  • El buen oyente está atento al lenguaje no verbal, y mira de frente al interlocutor sin perder el contacto visual. Mientras escucha, no planifica lo que va a decir después, y da muestras de que está escuchando (asiente con la cabeza, por ejemplo). 

Todos salimos ganando  

Lejos de suponer una merma a la productividad, un espacio con mayor seguridad psicológica permite que los miembros del equipo se sientan más comprometidos y motivados, porque perciben que sus contribuciones importan y que tienen permiso para dar su opinión sin miedo a represalias.

Como consecuencia de lo anterior, este ambiente permite una mejor toma de decisiones, ya que las personas se sienten cómodas expresando sus opiniones e inquietudes. Por otra parte, favorece una cultura de aprendizaje y mejora continuos, ya que los miembros del equipo se sienten cómodos compartiendo sus errores y aprendiendo de ellos.

Todos estos factores contribuyen a prevenir el burnout. Las investigaciones sobre el impacto de una cultura de seguridad psicológica en diferentes equipos han demostrado que afecta al rendimiento, la innovación, la creatividad del equipo, resiliencia o el aprendizaje, factores que favorecen la conexión del grupo.

Otras formas de poner en valor la seguridad psicológica  

Escuchar es el primer paso. Estas son otras sugerencias:

  • Explicar de forma clara y específica a cada miembro del equipo por qué su opinión y punto de vista, aunque sean diferentes a los de la mayoría, son importantes y valiosas.
  • Normalizar el error. Todos nos equivocamos, incluido los jefes. “No hay mayor fortaleza que reconocer la propia vulnerabilidad”, señala Aldara.
  •  Pedir explícitamente la opinión de los demás y no dar por sentado que van a dártela. Para ello es clave usar preguntas directas: “¿Qué te parece? “¿Qué opinas sobre esto?”
  • Mantener una mente de principiante. Transforma la acusación (culpar o responsabilizar a otros por errores) en curiosidad. “Tengo curiosidad por saber qué te llevó a hacer esa nota de esa manera, ¿me lo explicas?”
  •  Aplicar protocolos que nos guíen cuando una persona afronta dificultades. Por ejemplo: un medio de comunicación podría tener protocolos ya establecidos para resolver una situación de desgaste como la que vivió la reportera que mencionábamos al inicio de este post. 

“Se pueden hacer diagnósticos dentro del equipo para ver con qué capacitaciones contamos, y también saber si alguien se está desgastando emocionalmente y poder identificar soluciones. Si la persona afronta un problema personal, podemos ofrecerle unos días para que pueda volver renovada. Y sin reproches”. Adriana Olivera, Bolivia Verifica 

 

Acabas de leer los aprendizajes del grupo de habla hispana, si quieres ver el artículo con las lecciones del la cohorte de habla inglesa, pincha aquí.

 

La imagen de la cabecera ha sido generada con IA.

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